viernes, 27 de junio de 2014

Practica 20 César Abdiel Pérez García

Cesare Lombroso

(Verona, 1836 - Turín, 1909) Criminólogo italiano. Ingenio muy precoz, a los quince años publicó Sàggio di studi sulla Repubblica Romana (1850), donde establece las diferencias entre la civilización romana y la italiana de su tiempo. Sin embargo, su genialidad sólo quedaría plenamente revelada en el estudio de la antropología. A lo largo de toda su actividad demostró un interés particular por la psiquiatría.

En 1859 se doctoró en Medicina en Pavía con la tesisRicerche sul cretinismo in Lombardia; posteriormente enseñó en la universidad local, y fue director del manicomio de la citada población. Por aquel entonces publicó Genio y locura (1864) y El hombre delincuente (1876). Más tarde pasó a Turín, donde entre 1876 y la fecha de su muerte desempeñó en la universidad, sucesivamente, las cátedras de Medicina legal, Psiquiatría y Antropología criminal. Entre sus restantes obras cabe mencionar La mujer delincuente, la prostituta y la mujer normal, así como El hombre blanco y el hombre de color.

Los principales campos de su investigación fueron la genialidad, la delincuencia y la pelagra. Si bien poseedor de una gran intuición, careció de sentido crítico, y no profundizó en las causas de las cuestiones estudiadas. Muchas de sus teorías se hallan hoy completamente caducadas. Sin embargo, a sus estudios médico-antropológicos sobre el delincuente se deben las bases de la antropología criminal que ha inspirado las nuevas concepciones del derecho real y de la administración de justicia.

Cursó estudios en las universidades de Padua, Viena y París. Posteriormente fue profesor de psiquiatría en la Universidad de Pavía y director del manicomio de Pesaro. Ocupó las cátedras de medicina legal e higiene, de psiquiatría y de antropología criminal en la universidad de Turín.

Escribió El hombre delincuente (1876) y La mujer delincuente (1893), donde sostuvo que la criminalidad representa un fenómeno biológico producto de la degeneración, identificable a partir de la fisonomía, induciendo la creación de una escuela de antropología criminal, de donde se desarrolló la criminología.

Afirmaba que algunos criminales representaban un retroceso a etapas pasadas y más primitivas de la evolución del ser humano. Según él, estos criminales natos eran distinguibles por la presencia de una serie de anomalías físicas y mentales. Sus teorías gozaron de influencia, que fue perdiendo a medida que el énfasis en las influencias ambientales fue reemplazando la hipótesis de las causas hereditarias o congénitas de la criminalidad.

Entre sus obras destacan: El genio y la locura (1864), L'antisemitismo e le scienze moderne (El antisemitismo y la ciencia moderna, 1894), El crimen, causas y remedios (1899) y Los fenómenos de hipnotismo y espiritismo (1909).

Lombroso creía que la evolución humana y la forma en que el hombre fue cambiando, eran las claves para estudiar los actos criminales y, de cierta forma, evitar que ocurrieran trabajando sobre el individuo. Sus estudios, lo llevaron a elaborar la llamada “teoría del criminal nato",” que describe características físicas y biológicas de aquellos que nacen pre-dispuestos a ser criminales.

Cesare Lombardo murió en 1909 y dejó un impresionante legado, siendo quizá uno de los criminólogos más influyentes en las corrientes que buscan encontrar el origen del mal.
La teoría del criminal nato

Una de las enseñanzas y postulados más importantes de la carrera de Cesare Lombroso, fue buscar aquellas señales que den con aquellas personas que, ya sea por causas biológicas o errores de la evolución, están predestinadas a ser criminales.

A esa teoría se le conoce como la del criminal nato o atávico. Para Lombroso, los criminales natos son un error evolutivo que se saltó la selección natural y pertenece a etapas primarias del desarrollo humano.

Esos delincuentes por naturaleza, según Cesare, presentaban una serie de signos no sólo físicos, sino que también de moralidad, comportamiento y socialización. Algunas de las características del llamado criminal nato, son:
Asimetrías en el rostro y cráneo de apariencia irregular, con una frente chata.
Sobre desarrollo de la mandíbula inferior.
Orejas grandes y brazos más largos del habitual.
Mayor fuerza en el lado izquierdo del cuerpo.
Vista aguda.
Menor sensibilidad al dolor y al tacto.
Falta de capacidad de remordimiento, control de impulsos y vergüenza.
Tendencia a los vicios como la bebida, tabaco y drogas.

La teoría del criminal nato fue evolucionando y Lombardo llegó a crear clasificaciones según el tipo de delito que tenían mayores posibilidades de cometer. Para él no existía remedio para el criminal nato adulto y lo mejor era encerrarlos en lo que llamaba defensa social, ya que se protegía a la sociedad de estas personas peligrosas.

Hoy en día no se juzga a alguien considerando la teoría del criminal nato, pero existen estudios que demuestran, por ejemplo, la existencia del gen asesino y, los sociólogos y sicólogos son capaces de detectar a los sociópatas y psicópatas.

Respecto a la clasificación delincuencial distingue entre seis categorías de delincuentes: el nato, el loco moral, el epiléptico, el loco, el ocasional y el pasional. En sucesivas revisiones añade dos tipos más, la dama delincuente y el delito político. En la obra “L´uomo delincuente” (1876) diferencia y define al delincuente nato o atávico como aquella persona que más se ciñe a su concepto de delincuente. Éste comete delitos por causas biológico-hereditarias. Respecto a los rasgos que lo definen están la protuberancia en la frente, pómulos y mentón salientes, labios partidos y en ocasiones microcefalia. El loco moral sufre un estado psicopatológico que le imposibilita la valoración normal de una conducta desde la perspectiva moral, a pesar de que su capacidad cognitiva y volitiva permanece intacta. El delincuente epiléptico delinque a causa del padecimiento de la epilepsia, siendo los delitos cometidos por éstos son generalmente violentos. Al delincuente loco lo define como enfermo mental, el crimen no es más que una manifestación de su patología. Era considerado inimputable y en este tipo se enmarcaba, por ejemplo, al alcohólico o al histérico. Por último el delincuente pasional tenía alterada su capacidad volitiva y la percepción de los sucesos o acontecimientos, experimentando episodios de ira y rabia. Para atender a su imputabilidad habría que analizar distintos aspectos psicológicos. Otros tipos analizados por Lombroso en esta obra son el delincuente profesional, el criminaloide, el pseudocriminal, el delincuente ocasional y el delincuente habitual, además de la criminalidad femenina.

Cesare Lombroso junto a otros autores y estudiosos como Enrico Ferri o Raffaele Garófalo conforma la conocida Escuela Positiva (“Scuola Positiva”). El positivismo sostiene la existencia de leyes naturales recogiendo este pensamiento en sus tres dogmas: la subordinación de los fenómenos sociales a las rígidas leyes naturales (sometiendo la imaginación a la observación), la naturaleza relativa de su espíritu y la previsión racional como punto final de sus leyes.
Por tanto puede decirse que Cesare Lombroso es el padre de la Criminología Científica y, a pesar de la superación de sus teorías, su trabajo constituyó el punto de partida para la actual ciencia criminológica.
“No fue una idea sino un rayo de inspiración. Al ver ese cráneo me pareció comprender súbitamente, iluminado como una vasta llanura bajo un cielo flameante, el problema de la naturaleza del criminal, un ser atávico que reproduce en su persona los instintos feroces de la humanidad primitiva y los animales inferiores.

Las manifestaciones anatómicas eran las mandíbulas enormes, los pómulos altos, los arcos superciliares prominentes, las líneas aisladas de la palma de la mano, el tamaño excesivo de las órbitas, las orejas con forma de asa que se encuentran en criminales, salvajes y monos, la insensibilidad al dolor, la visión extremadamente aguda, tatuajes, indolencia excesiva, afición a las orgías, y la búsqueda irresistible del mal por el mal mismo, el deseo no solo de quitar la vida a la víctima, sino también a mutilar el cadáver, rasgar la carne y beber la sangre”

Cesare Lombroso falleció el 19 de octubre de 1909 en Turín.

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